olimpia

agosto, 2008

Amanecemos en Olimpia. Hemos pernoctado en el único hotel que no estaba completo y que se ajustaba a nuestro presupuesto. Aviso: si viajáis sin haber reservado previamente alojamiento, no esperéis a que se haga muy tarde para buscarlo. Tras una extenuante jornada, es agotador recorrer los hostales y hoteles de cualquier lugar como un peregrino al borde de la inmolación.

Yacimiento de Olimpia

Yacimiento de Olimpia

Yacimiento de Olimpia

Yacimiento de Olimpia

Yacimiento de Olimpia

Yacimiento de Olimpia

Desde la terraza del Hotel Olimpia, anexo al yacimiento, somos testigos de los innumerables autobuses que descargan sin cesar hordas de turistas. Especulamos sobre la hora en que se interrumpirá esta riada para poder pasear por el yacimiento sin reproducir la experiencia del Partenón.

En el yacimiento, lo más destacable es el templo de Zeus así como el estadio. El museo merece la pena. Entre otros atractivos, os deleitaréis con el Hermes de Praxíteles.

Museo de Olimpia

Hermes de Praxíteles

Si consultáis la guía del trotamundos os aconsejarán comer en Miraka, un pueblo próximo a Olimpia. De las dos tabernas que os aconsejan, deciros que Drossia fue pasto de las llamas de los incendios del 2007 y aún deja ver el desastre pues parece abandonada tal cual apareció al día siguiente de su extinción. Bacchus ha sido remodelado y convertido en alojamiento con una coqueta piscina, que sólo sirve cenas. Una buena opción para alojarse, ya que Olimpia parece uno más de los pueblos fantasma que dan cama a riadas de turistas.

Decidimos continuar nuestra ruta, saciando el hambre con alguna pieza de fruta, y partimos en dirección a Dimitsana. La supuesta autovía que divisamos desde la colina de Miraka, está cortada, así que tomamos la única carretera que nos puede conducir hasta nuestro destino. Pasado Livadaki y antes de entrar a Dafni nos detenemos en un café restaurante con una formidable terraza bajo los árboles, próxima a una pequeña cascada. Degustamos una fabulosa y reconstituyente carne al grill.

Langadia

agosto, 2008

Llegamos a Langadia y contratamos, a través de una camarera de uno de los cafés con vistas al desfiladero, un coqueto estudio con magníficas vistas donde alojarnos. No es difícil de localizar, pues luego nos percatamos de que lo anuncian a lo largo de la carretera a través de varios carteles.

Estudio en Langadia

A 17 km de Langadia, llegamos a Dimitsana. Nos encaminamos hacia el desfiladero de Lousios al que nos aproximamos cogiendo dirección a Paleochori.

Llegando a esta pequeña aldea encontrareis una pequeña bifurcación. A la izquierda está señalizado el acceso al museo de la Hidráulica. Nos desviamos a la derecha por un estrecho sendero asfaltado rodeado de vegetación en dirección al Philosophou Monastery.

A medio camino podéis refrescaros en el curso del río Lousios para seguir camino del monasterio. Una vez llegáis al mismo os recibirá un monje muy hospitalario que os explicará la historia del monasterio, aunque en ocasiones su discurso resulta incomprensible debido a algún problema de dicción.

Philosophou Monastery

El pequeño monasterio (de acceso libre) conduce, por un sendero recientemente acondicionado, hasta el llamado monasterio oculto. Construido aprovechando un abrigo de la roca que perfila el desfiladero, actualmente está abandonado y tan sólo quedan sus paredes suspendidas en la roca con las huellas casi inapreciables de algún fresco que lo decoraba. Las vistas por el sendero merecen la visita.

Monasterio oculto

Monasterio oculto

A la vuelta, el hospitalario monje os obsequiará con un gran vaso de agua y unos dulces típicos, parecidos a nuestras frutas glaseadas. Podréis adquirir entonces allí mismo alguna postal o un libro sobre el lugar, con un resumen en castellano y un mapa para orientaros por los senderos que conducen a otros monasterios cercanos. Si sois aficionados al senderismo esta ruta es ideal, aunque dura por las abruptas pendientes y el calor estival.

De vuelta a Paleochori, recuperamos la carretera que nos conducirá a Adritsena. A la altura de Stemnitsa nos vemos obligados a hacer un alto en el camino. Un coche mal aparcado impide que un pequeño autobús continúe su ruta por la estrecha carretera que atraviesa el pueblo.

Stemitsa

Así que decidimos aprovechar el tapón para comer en una taberna y dar un agradable paseo por callejuelas empedradas hasta un mirador que nos permite otear las inmediaciones. Siguiendo la ruta desde Karytena a Adritsena el paisaje es desolador. Los incendios estivales alcanzaron también este tramo.

Stemitsa

Os reconfortará llegar a Adritsena y beber el agua que brota, como por arte de magia, del tronco de un frondoso árbol.

Adritsena

Adritsena

A través de una carretera ascendente nos dirigimos al templo de Bassae dedicado a Apolo Epicurio, que afortunada e inesperadamente cierra a las 21:00 h. El arquitecto que realizó el Partenón también es el responsable del diseño de este templo. Actualmente se encuentra en vía de restauración, salvaguardado de las inclemencias meteorológicas mediante una enorme carpa que desluce la visita. También podréis informaros de la historia del templo así como de su reconstrucción mediante un audiovisual. Para terminar el día su ubicación permite contemplar una apacible puesta de sol.

Templo de Bassae

Descendemos por una carretera que nos aproxime a la costa. Tras serias dificultades para alojarnos acabamos la noche en una domatio de una sigilosa familia en las proximidades de Gianitsohori.

pilos

agosto, 2008

Descendemos en dirección a Pilos. Lo primero que llama nuestra atención es la reproducción en escala reducida de la Torre Eiffel que nos encontramos nada más entrar en Filatra. Si no has estado en París, fotografiándote aquí darás el pego.

Torre Eiffel en Filatra

Llegamos al museo de Chora, un museo pequeño con empleados de la tercera edad. En él podréis ver algunos fragmentos de los frescos que decoraban el Palacio de Néstor, curiosas tablas de escritura lineal B, y vasijas decoradas con curiosos motivos marinos. Aquí se encuentran todos los elementos que os permitirán reconstruir la vida en el cercano Palacio de Néstor, donde nos detenemos brevemente pues sólo quedan los cimientos y la bañera de su esposa.

Llegando a Pilos os aconsejamos que os adentréis por una carretera que discurre entre el mar y la Laguna de Yalova. Al final de la misma, convertida en una pista de tierra podréis hacer varias excursiones interesantes. Desde subir una montaña para ver el Neo Kastro, una fortaleza turca del siglo XVI, a coger un sendero que os conducirá hasta la fantástica playa de Voikokilia.

Playa Voikokilia

Playa Voikokilia

Un enclave idílico para tomar un refrescante baño en aguas cristalinas junto a unos pocos lugareños y veraneantes. 
Salimos de Pilos en dirección a Kalamata, y desde allí atravesando un espectacular macizo montañoso, próximo al monte Taigeto, llegamos hasta Esparta. Os recomendamos alojaros aquí, (nosotros lo hacemos en el hotel Lakonia), si vuestro objetivo es visitar Mystra, a tan sólo 5 km.
Merece la pena dedicar una mañana a pasear por esta ciudad recorriendo las diferentes iglesias bizantinas.

Mystra

Mystra

Mani

agosto, 2008

Gythion

Desde Mistra nos dirigimos a Mani, una región distinta a todo lo que habíamos visto antes, un paisaje agreste salpicado de una peculiar arquitectura con casas fortaleza en forma de torre con pequeños ventanucos. La costa está serpenteada de acantilados entre los que se esconden pequeñas y desérticas calas.

Aerópolis

Aerópolis

Partimos desde Gythion, para descender por la costa oeste desde Areópolis hasta Gerolimin, donde encontrareis un pequeño puerto con un sorprendente alojamiento de lujo. Más adelante merece la pena darse un paseo por el pequeño pueblo de Vathia formado por una piña de pequeñas casas- fortaleza. Tristemente algunas de ellas están deshabitadas y en proceso de ruina, aunque otras se conservan dignamente gracias al tesón de aquellos que han optado por habitarlas.

Vathia

Mani

Mani

Suponemos que se trata de segundas residencias, puesto que sobrevivir en Mani no debe ser nada fácil. Tras disfrutar de la puesta de sol, desde este enclave privilegiado, nos dirigimos a Porto Kagio, donde encontramos un establecimiento para alojarnos y reponer fuerzas. El dueño del mismo, un tipo nada cordial, decide anular la reserva de unos griegos, que no han confirmado su llegada, para adjudicarnos la última habitación. Mientras la acondicionan para tres, decidimos tomarnos algo en la terraza y disfrutar del anochecer junto al mar. Nos dicen que nos avisarán cuando la habitación esté lista para que podamos meter las maletas. Pasan los minutos, las medias horas, y tras consumir varias cervezas decidimos preguntar si todo está listo para irnos a la cama. ¡Sorpresa! Los griegos llegaron y han ocupado su/nuestra habitación. Nos faltaron improperios para despedirnos de aquel lugar, y lo que era aún peor: en el sur de Mani, las 23:00 h., y vuelta al coche en busca de otro lugar donde pernoctar. Decidimos subir por la costa este, buscando en las distintas guías alguna opción. Oscuro como boca de lobo, y sin tener claro si íbamos por el camino correcto, puesto que las señalizaciones son escasas y confusas, llegamos hasta Lagia, un pueblo en fiestas con las callejuelas cortadas, sin oferta hotelera, desde donde nos fue difícil retomar el camino hacia Kokala. Una vez allí, recorremos la calle principal. Si el pueblo de al lado estaba en fiestas iba a ser difícil encontrar alguna plaza libre en la única pensión de la que teníamos noticia. Y así fue. Por fortuna vimos un cartel que nos anunciaba la existencia de otro alojamiento, no incluido en nuestras guías. No fue fácil dar con él, era un pequeño edificio de apartamentos con vistas al mar, sin recepción, ni personal a la vista. Sólo un número de teléfono como contacto escrito sobre una cuartilla pinchada sobre una puerta de madera. La suerte quiso que la hija del dueño hablase un poco de inglés, y que pudiera atendernos cuando marcamos aquel número. Estaban en Lagia, pero llegarían en media hora para atendernos. Fin de la epopeya. Sólo a la mañana siguiente con la luz del sol pudimos disfrutar del enclave en el que accidentalmente habíamos ido a parar.

Kokala

Kotronas

Kotronas

El tiempo que teníamos para dedicarle a Mani se agotaba. Seguimos hacia en norte y una vez que llegamos a Kotronas nos dolía no poder quedarnos allí unos días de esparcimiento y de playa, disfrutando de las curiosas iglesias-capillas a pie de las mismas. El tiempo era fabuloso y las fuerzas escasas, pero no teníamos opción: había que ir regresando dirección a Atenas. 

nauplia-corinto-athenas

agosto, 2008

En el viaje de regreso pasamos una mañana en Nauplia, un coqueto municipio de la costa en el golfo de la Argólida. Siendo un lugar agradable para pasear, no llegamos a disfrutarlo del todo. Mani aún seguía viva en nuestras retinas y si a esto le añadimos la melancolía que lleva consigo todo regreso, no nos queda de recuerdo más que una parada obligada en el camino de vuelta.

Decidimos seguir ruta para hacer noche en Corinto. Nos alojamos en la pensión Shadow. Aunque el dueño es un anfitrión muy amable y servicial es preciso que invierta algo de dinero en las habitaciones. No obstante agradecemos su hospitalidad y su desayuno frugal con yogurt casero.

Pensión Shadow

Aquella noche tenemos la suerte de poder visitar el yacimiento con motivo de la programación de un concierto de música clásica. Cual fue nuestra sorpresa cuando una vez allí descubrimos que esa noche se estaba produciendo un eclipse total de luna. Fue extraño y sobrecogedor. A la mañana siguiente volvimos para poder pasear por el yacimiento, puesto que la noche anterior el acceso estaba restringido excepto a la contemplación del templo de Apolo.

Corinto

Desde allí subimos al Acrocorinto, una fortaleza de acceso libre siempre y cuando tengáis la energía necesaria para acceder a ella por entre sus empinadas y resbaladizas calles. Las vistas desde allí merecen un esfuerzo.

Acrocorinto

De camino a Atenas tan sólo destacar nuestra parada sobre el canal. Una obra impresionante cuyo disfrute sólo se ve amenazado por el vértigo.

Canal de Corinto